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Comprensión de los errores y arrepentimiento




Arrepentirse es un acto espontáneo, que debe surgir de la comprensión legítima de los propios errores, aunque esto no significa que no vuelvan a cometerse. A grandes rasgos, puede distinguirse entre faltas involuntarias y voluntarias, siendo estas últimas las más fáciles de evitar. Ciertos trastornos psicológicos llevan a las personas a cometer actos de variada gravedad que perjudican a terceros, sin realmente desearlo o, en algunos casos, sin ser conscientes de ellos.

En casos de esta naturaleza, puede existir un arrepentimiento auténtico a pesar de que la situación no mejore. Es importante señalar que algunas enfermedades dan origen a la comisión de crímenes tales como violaciones y asesinatos contra la voluntad de quien los lleva a cabo; sobra decir que esto resulta muy difícil de entender y aceptar para las víctimas y sus seres queridos.

El concepto en la religión

En un sentido religioso, el arrepentimiento consiste en reconocer los pecados, cambiar la actitud y pedir el perdón a Dios. En la religión, se asocia el arrepentimiento al cambio de actitud, a través del cual el fiel confiesa sus pecados a Dios, quien los perdona conociendo el corazón del hombre o el o la pecador(a).

Para la religión, el arrepentimiento es mucho más que simplemente apartarse del pecado y no volver a cometerlo, ya que implica un verdadero cambio en la mente de quien ha obrado mal. La Biblia considera que arrepentirse tiene como consecuencia un cambio en la conducta, una auténtica conversión a Dios que guarda una estrecha relación con la salvación.

 

Comprender el error y tener voluntad de repararlo son cuestiones que forman parte del arrepentimiento.

Arrepentimiento y salvación

La conexión que hay entre la salvación el arrepentimiento puede apreciarse, por ejemplo, en el Libro de Los Hechos; en varios pasajes de la Biblia se expresa que el arrepentimiento consiste en cambiar el propio parecer con respecto a Jesús, para reconocerlo como el auténtico hijo de Dios, el Señor y Cristo. De hecho, para la religión cristiana esta actitud y la fe pueden considerarse dos caras de una misma moneda.

Para obtener la salvación es necesario creer en Jesucristo como el Salvador enviado a la Tierra por Dios; atravesar etapas de duda acerca de su identidad o de su poder, o bien falta de conocimientos sobre su grandeza obliga a pasar por un verdadero arrepentimiento para cambiar la propia mentalidad y dejar de rechazar a Cristo. Es importante entender que no debe ni puede tratarse de un acto movido por el interés de ganar la salvación, sino que debe ser concedido por Dios.

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